En la calle Mariana, al lado de la Plaza de la Administración Vieja, frente al Bahía Palma, el Niño de las Cuevas me respondía a una sola pregunta, me hablaba saetas. Pues no solo las canta, también las habla.
En esas callejas de camino a la Catedral, empapadas de tradición, goteadas de cera, de sudor de costales, de paso lento, del sonoro silencio que estalla cuando una sola voz, como una saeta, se abre paso en la calle a ras de suelo o derramándose desde un balcón, deteniendolo todo de súbito, el paso, los murmullos, la música, la confidencia, los corazones… en ese punto antiguo de la ciudad de Almería cuando aún resonaban los ecos de una saeta, el Niño de las Cuevas respondió a mi pregunta como un sabio curso de agua que comienza fluyendo suavemente y va después creciendo y creciendo con sus interés por transmitir, con mis ganas de conocer. Y me decía…
En las saetas, es donde se respira el flamenco en toda su verdad.
La saeta es un cante de dificultad extrema porque se canta en la calle, sin ningún tipo de refuerzo tecnológico, tu viva voz cantándole a una imagen.
Muchos factores pueden entorpecer el cante, el incienso, el viento, la música que va llegando con sus propios tonos…
En Almería se hace un tipo de cante de saetas, la saeta por seguiriyas, que difiere un poco de las saetas sevillanas. que suelen alargar mucho los tercios, que pierden, con todo mi respeto, un poco esa impronta que imprime, ese pellizco que da el cante recortado.
Por aquí se hace la saeta por seguiriya que se suele cambiar a debla o a toná. La debla forma parte de la toná y ésta es también un cante con carácter propio dentro del grupo de tonás. Es por tanto una hija del grupo de las tonás.
La debla es un cante valiente, un cambio que se hace desde la seguiriya. También se puede cambiar de la seguiriya al martinete que nos devuelve a los sones puros del flamenco, los cantes de fragua, que se han adapatado a la saetas.
No me puedo olvidar de esa saeta dulce, bonita, profunda, enorme que te emociona con hondura. En Almería tenemos a la maestra en ese cante que es Antonia López cantando la saeta por carceleras.
Antonia López
En Antonia confluyen, y no es frecuente en el flamenco, esas dos habilidades. Es una gran cantaora de flamenco y una maestra en el cante por saetas.
En resumen las saetas se suelen cantar por martinete con el cambio de debla, por seguiriyas con el cambio a toná o a debla, por seguiriyas con cambio a carceleras y por carceleras propiamente dichas.
Luego también hay otras muchas variantes, como saetas antiguas que suenan casi con eco de peteneras; saetas antiguas donde confluyen las músicas árabes, judías y del pueblo, antes de que la saeta se hiciese flamenca, lo que podríamos llamar la saeta preflamenca.
El Niño de las Cuevas, habla saetas…